Cómo recomponer la oferta forrajera en zonas afectadas por las intensas lluvias Los establecimientos lecheros que están inundados o con un prolongado encharcamiento de los suelos, redujeron parcial o totalmente la producción de las pasturas. En los campos en los cuales se ha ido retirando el agua, los problemas y las alternativas son variadas. Consejos del INTA para recomponer la oferta forrajera.





Los establecimientos lecheros que están inundados o con un prolongado encharcamiento de los suelos, redujeron parcial o totalmente la producción de las pasturas debido a la pérdida de plantas y el excesivo pisoteo provocado por altas cargas instantáneas en aquellos potreros que aún poseían algo de vegetación útil.

Un informe elaborado los ingenieros Luis Romero y Eduardo Comeron, del INTA Rafaela brinda una serie de recomendaciones, donde invitan a partir de un diagnóstico general de los inconvenientes que se generaron por los fenómenos climáticos adversos para luego tomar decisiones más acertadas en la búsqueda de soluciones.

¿Cuánto impactó el agua en la producción de leche, en el estado sanitario y en la reproducción?, es la pregunta con la que los profesionales intentan contextualizar el problema particular de cada establecimiento.

Ante esta problemática y para el caso de la recomposición de la oferta de forraje, lo primero es realizar un diagnóstico de la situación: en qué estado se encuentran los forrajes, la vegetación de los distintos potreros y censar el grado de compactación y pisoteo de cada uno de ellos.

Así, podremos encontrar:
Potreros con vegetación en buen estado, característica de suelos altos, bien drenados, que han sufrido poco la inundación. Podrá estar compuesta por trébol blanco, raigrás anual y cebadilla criolla, presentes por resiembra natural y festuca si es que fue sembrada anteriormente.

Potreros más afectados, en los que se deberá evaluar la compactación del suelo y el impacto del pisoteo, el grado de invasión de malezas (gramón, cebollín) luego de la inundación para realizar un adecuado manejo de las mismas antes de una nueva siembra. También determinar la presencia de sales en superficie como consecuencia de un ascenso de la napa, para realizar la correcta elección de las especies forrajeras que formarán parte de la pastura.

Qué se puede hacer en estos momentos
Siembra de verdeos:

– Para esta época del año (marzo – abril) usar especies como la avena, cebada y/o raigrás anual

– En siembras más tardías se los podría reemplazar por trigo de ciclo largo que es más resistente al frío y a la roya de la hoja, se pueden usar las variedades Buck Guapo, Klein Cacique, ProInta Puntal, Buck Sureño, etc. con una densidad 100 -110 kg/ha (300 semillas/m2).  Ya que los suelos han sido lavados por las abundantes lluvias será necesario agregar nitrógeno en cantidades superiores a los niveles normalmente utilizados. Se puede utilizar urea u otro tipo de fertilizante nitrogenado (dependiendo de la disponibilidad y precio).

Siembra de pasturas perennes:
La superficie a sembrar debe considerar aquellas que se han perdido en los años anteriores más las que se tenían planificadas en el esquema de la rotación programada.

Hay varias alternativas para implementar que se pueden recomendar:
– Siembra de verdeo con otras especies: por ejemplo, trigo en baja densidad (70-80 kg/ha) en mezcla con trébol rojo (3-4 kg/ha), cebadilla (4 kg/ha), raigrás anual (7 kg/ha), achicoria (5 kg/ha) con lo cual se logrará cubrir las necesidades de forraje del invierno con el verdeo alargando la vida útil de la pastura con las otras especies para disponer de pasto en la primavera y en el próximo otoño.
– Sembrar pasturas en base a trébol rojo (5-6 kg/ha), cebadilla criolla (4 kg/ha) raigras anual  (6-8 kg/ha), trébol blanco (500- 800 gr/ha), que son todas especies forrajeras más resistentes a problemas de exceso de humedad en comparación a la alfalfa.
– Siembra de alfalfa: elegir los lotes más altos y de mejor calidad de suelo, preferentemente no sembrarla pura sino asociada con:

  • otras leguminosas (trébol rojo 3-4 kg/ha, trébol blanco 500-600 gr/ha) y  alfalfa (8 kg/ha).
  • gramíneas (cebadilla criolla 3-4 kg/ha, festuca 3-4 kg/ha) que por su sistema radicular tienen un efecto importante en la recuperación de la estructura del suelo.

– Intersiembra o siembra directa: Se puede mejorar la oferta de forraje y la diversidad de especies en una pastura mediante la intersiembra o siembra directa. Este es el caso de pasturas en las que han quedado gramíneas puras o una baja densidad de especies útiles que se pueden mejorar con la  introducción de leguminosas u otras gramíneas.
– Fertilización con nitrógeno: Se aplica en aquellos potreros en los que han quedado solamente gramíneas de pobre crecimiento, o lotes en los cuales hay un importante nacimiento de cebadilla criolla o raigrás anual.

Respecto al método de siembra se recomienda aquel que menos remueva el suelo. Como esto no siempre es posible, la siembra directa de pasturas se deberá hacer en aquellos lotes que estén más parejos y menos compactados. En los que han sido fuertemente pisoteados habrá que trabajar con labranza vertical para descompactarlos y emparejar la superficie que permitirá una mejor implantación de las especies forrajeras.

Los forrajes conservados y los cultivos para conservar en el contexto de la alimentación
En esta época del año y hasta que se pueda comenzar a usar el forraje sembrado, se propone realizar  un balance de la cantidad de heno (rollos) y silaje, para dosificar en el tiempo su utilización en función de la cantidad de animales y su consumo según categoría. Se debe tener en cuenta que en dietas para vacas lecheras la fibra (silaje y heno) es uno de los componentes más difíciles de obtener y disponer en el establecimiento, mientras que la energía y la proteína se pueden adquirir con menos inconvenientes. Para ejemplificar y generalizando, la dieta recomendada para cubrir los requerimientos animales de una vaca que produce 19 litros diarios, con la necesidad de recuperar su estado corporal (estimada en una caída adicional de -0,5 puntos respecto a la puntuación normal), sería en % del total ofrecido de 35-40 concentrado : 10 heno : 25-20 silaje : 30 pastura. Los valores de los 3 últimos alimentos variarán en función de su disponibilidad, mientras se espera a la cosecha de los cultivos para silaje (maíces tardíos y sorgos). Durante ese período de espera habrá que recorrer los lotes para monitorear su evolución y anticiparse a los momentos claves (especialmente la decisión de picado en función de las condiciones de anegamiento).

La faltante de forraje provocada por la pérdida de los cultivos o por la disminución  de su producción, puede ser reemplazada con la siembra de cultivos de invierno (trigo, cebada, etc.) pero hay que tener en cuenta que éstos estarán disponibles para la primavera y no para el próximo invierno.





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