La genética convencional estará vigente por mucho tiempo Martín Zingoni, director de Forratec, dejó en claro qué a la genética convencional en alfalfa le queda mucho hilo en el carretel, para permanecer y para mejorar, principalmente por los costos que están asociados al cultivo y una articulación de la cadena que aún necesita mucho trabajo y tiempo para mejorar su retorno económico.





Si a lo mencionado se le suma un manejo muchas veces
ineficiente por parte del productor, una mala nutrición, que necesariamente es
fundamental para lograr mejores producciones, y un clima que no es el más
adecuado (ya que la mayoría de la producción se hace en secano, lo que limita
su potencial) los márgenes para invertir en nuevos desarrollos genéticos serán
muy limitados.

Así lo piensa Zingoni, que participó como uno de los
oradores en las Jornadas Nacionales de Alfalfa, desarrolladas este mes en el
Campus de la Universidad de Villa María.

“Tenemos aún muchas deficiencias en el manejo del
cultivo. Como se mencionó en las jornadas, las plantas que vos no lograste al
principio las perdiste, y no las vas a tener en segundo y tercer año. También en
lo que refiere a nutrición, hay una brecha que tenemos que cubrir. Si nosotros
queremos aumentar la producción, la cadena de la alfalfa se tiene que juntar,
para que al productor de alfalfa se le pague bien por una buena calidad, y así
el productor lechero esté bien remunerado también por su producción, sino, no
habrá inversiones destacadas en nuevas tecnologías. Es todo una cadena, por lo
que no podemos tomar el tema de desarrollos genéticos como algo disociado”.

Si a este contexto, sobre el que Zingoni entiende que hay mucho por mejorar, se
le suman problemas en el mercado “el último año se cayó un 40% en alfalfa en
particular y un 20% el de las forrajeras en general; más un aumento de la
siembra de alfalfa ilegal en Argentina, se está conspirando con cualquier
genética de punta que puedan tener la mayoría de las empresas”, destacó.

Martín Zingoni, desarrollando su exposición en las JONAlfa2019

Frente a un escenario de nuevos desarrollos, Zingoni
dijo que para que el Grupo Don Mario y Forratec puedan entrar en edición génica
“tenemos que tener una cierta masa crítica. Tenemos que darle mucho volumen
para poder ingresar allí, pero creo que la genética convencional y lo que
estamos haciendo hoy en día es un tema que sigue vigente y va a seguir vigente
por los costos que tiene el cultivo”, subrayó.

10 claves para lograr el mejor lote de alfalfa
En el marco de su disertación “Panorama de la alfalfa en Argentina. Evolución del área, progreso genético, certezas en su manejo”, Zingoni puso énfasis en la idea de respetar ciertas claves para lograr una buena alfalfa:

Selección del lote: La alfalfa crece mejor en suelos profundos, bien drenados, con capacidad adecuada para contener el agua y pH sobre 6.5. También es importante tener un buen control de malezas el año anterior.

Análisis de suelo: El nivel de pH debe ser de 6.5 a 7.5 con fertilidad alta. Fósforo 30 ppm, Boro 1.5 ppm y azufre 15 ppm.

Elegir un buen material: Con alta persistencia y rendimiento

Preparación del lote: La alfalfa necesita una cama de siembra de textura suave, libre de terrones.

Siembra-pulverización: La alfalfa debe sembrarse superficialmente (de 0,5 a 1.25 cm de profundidad) y usarse el rolo compactador para maximizar el contacto de la semilla con el suelo. Sembrar con el lote libre de malezas y pulverizar en pre-emergencia.

Densidad de siembra: Se deberían lograr 350 plantas por metro cuadrado a los 100 días de la siembra.

Control de malezas: Controlar malezas en pre-emergencia para que el lote arranque limpio.

Control de insectos: Controlar trips y pulgones en implantación, junto con gusanos de suelo. estar atento a los pulgones en los años sucesivos.

Corte o pastoreo (cosecha): Cortar o pastorear entre botón floral y floración temprana. No antes, porque produce estrés en alfalfa. No después debido a la pérdida del valor nutritivo o calidad.

Refertilización: Refertilizar después del primer y tercer corte o una vez después del primer corte. Usar análisis de suelo para definir el fósforo, potasio, azufre y boro necesarios.





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